miércoles, 25 de abril de 2012

Madrid, 2 de mayo

Para la entrada de hoy nos trasladaremos al Madrid de 1.808. Los franceses llevan ya un año repartiendo desmanes por tierras españolas y los ánimos están bastante alterados pero, más o menos, el equilibrio se mantiene.
Los madrileños han constituído una junta que debe ser la representante del poder monárquico en ausencia de Fernando VII, pero la autoridad francesa se impone en la figura del mariscal Murat, que reduce la junta a un mero títere en sus manos. Aún así, el pueblo de Madrid aguanta los desprecios franceses casi sin rechistar... hasta que la situación explota, el día 2 de mayo, frente al Palacio Real.

Joaquín Murat
Ese día, los soldados franceses intentaron sacar del palacio al infante Francisco de Paula, lo que no gustó demasiado al pueblo de Madrid. Los lugareños congregados frente al palacio se lanzaron a la carga intentando asaltarlo. No lo consiguieron, pero el infante se asomó a un balcón intentando saber de dónde venía aquel jaleo y la multitud, al verlo, se enardeció emprendiendo un segundo asalto que Murat reprimió violentamente con ayuda de sus Guardias Imperiales.
La artillería francesa descargó sobre la plaza de palacio y se llevó por delante a todos aquellos que formaban el tumulto. Esto acabó con el alboroto de palacio, pero Murat había pinchado en hueso: ahora los madrileños tenían un motivo personal para luchar contra los franceses.

El pueblo de Madrid se lanza a la calle armado con casi cualquier cosa que tenga a mano y que pueda servir para derramar sangre francesa. Macetas, navajas, agujas de hacer punto o piedras se convierten en las armas empuñadas por el pueblo contra los de Murat.
Los madrileños se organizan en pequeñas cuadrillas comandadas por caudillos espontáneos que convierten cada callejón en un infierno en el que los soldados imperiales entran para no salir jamás. Las navajas rebanan cuellos mientras que las agujas se clavan en ojos y estómagos regando la ciudad con la sangre del invasor.
Los hombres y mujeres de Madrid no tardan en darse cuenta de que, si quieren contar con alguna probabilidad de éxito, deben impedir la llegada de refuerzos... pero, a estas alturas, unos 30.000 hombres a las órdenes de Murat han entrado ya en la ciudad y las cargas de caballería contra grupos de población civil alzada en armas se suceden por todas las calles de la ciudad lo suficientemente anchas para permitir el paso de los caballos.
A todo esto, el ejército español se limitaba a cumplir órdenes y se mantenía acuartelado, pasivo, mientras los soldados veían por las ventanas de los cuarteles madrileños como los mamelucos de Murat exterminaban a los sublevados.

Evidentemente, también hubo militares españoles entre los rebeldes. El pueblo se había alzado en armas contra una ocupación consentida por la administración y, de una manera u otra, los militares también formaban parte de dicho pueblo
Viendo las cargas de caballería en las calles y las peleas a navajazos en plena calle, los soldados acuartelados en el Parque de Artillería de Monteleón deciden incumplir la orden de no intervenir y se lanzan a la calle comandados por los capitanes Luis Daoíz y Pedro Velarde, que no están dispuestos a permitir que los franceses tomen el cuartel y utilicen las armas contra sus compatriotas.
A las puertas del Parque de Artillería se entabla una lucha a mosquete y cañón en la que los soldados de Monteleón resisten con denuendo el primer embate de la marea francesa.
Algunos civiles (como María Malasaña o Clara del Rey) se unen a la resistencia e intentan ayudar a los militares bien sea disparando, bien distrayendo la atención de los tiradores franceses o bien trayendo munición del interior del cuartel.
La resistencia es encarnizada y la sangre corre en riadas, pero los franceses son demasiados y están mucho mejor organizados, por lo que al final sucede lo inevitable y el Parque de Artillería cae con todos sus defensores.

Defensa de Monteleón
Pese a la caída de Monteleón, la lucha continúa por toda la ciudad. Los soldados franceses aprovechan la situación para darse al saqueo y la violación, pero la puñalada trapera espera tras cada esquina en la figura de un madrileño airado y el alto mando francés lleva todo el día tratando de sofocar la revuelta, así que llaman al orden a sus soldados y emprenden una última ofensiva brutal que acabará con centenares de muertos y con Madrid, de nuevo, en manos de Murat.

A última hora de esa misma tarde Murat en persona firma la sentencia de muerte de todos aquellos que hubieran sido capturados con armas en la mano durante la rebelión de Madrid.
Los fusilamientos son llevados a cabo en la montaña del Príncipe Pío y pretenden tener un efecto ejemplarizante... pero consiguen todo lo contrario: el alzamiento del pueblo de Madrid y la actuación de las tropas francesas durante la represión ha conseguido encender una chispa revolucionaria que culminará con la expulsión de los franceses de tierras españolas.

miércoles, 18 de abril de 2012

Un libro con Historia


Con H de Historia
Tal como se decía en la entrada de la semana pasada, acabo de dar los últimos retoques a la sorpresa que prometí en su día: se ha publicado el libro que recopila todos los posts publicados a lo largo del primer año de vida de este blog.
Si alguien está interesado, el libro está a disposición de todo el mundo en descarga gratuíta gracias a la editorial online Bubok, que me da la oportunidad de ofrecer a quien lo quiera un formato bolsillo de 356 páginas en las que se recopilan todas las pequeñas dosis de historia y leyenda que han ido dado forma a este blog.

¡Un saludo!

martes, 10 de abril de 2012

Un año de historia

Buenos días,

Durante esta semana la andadura de este blog alcanza ya el año de duración y, por circunstancias personales, me veo obligado a reducir la frecuencia de las entradas a una por semana, que será publicada cada miércoles; pero seguiré contando historias más o menos curiosas para todo aquel que quiera leerlas.

Esta nueva etapa vendrá acompañada de un pequeño "cambio de look" que afectará al blog a partir de hoy mismo y de una sorpresa que espero tener lista para la semana que viene.

Muchas gracias a todos los que me habéis acompañado a lo largo de este primer año y, sin más dilación, vamos a por el segundo.

¡Un saludo!

viernes, 6 de abril de 2012

San Guinefort

En este mismo blog ya hemos hablado en más de una ocasión de perros tan célebres como Becerrillo, el sargento Gander o la lebrela de términos. Nadie duda que esos animales fueron especiales... pero el perro al que dedicamos la entrada de hoy va un poco más allá.

San Guinefort
Guinefort era el perro de un noble que vivía, en el siglo XIII, en la región francesa de Villars-les-Dombes. Cuenta la leyenda que, cierto día, dicho noble abandonó el castillo durante todo un día y que, al volver, vió a Guinefort con el hocico ensangrentado junto a la cuna de su hijo recién nacido. Creyendo que el perro había aprovechado su ausencia para devorar al heredero, el noble arremetió contra él y lo mató a golpes.
Inmediatamente después de morir Guinefort el niño rompió a llorar y su padre se acercó a la cuna descubriendo que si el niño estaba vivo era, precisamente, gracias a la fidelidad de Guinefort, pues junto al recién nacido había una serpiente muerta a la que el perro había despedazado cuando se dirigía hacia el niño.

Arrepentido por su comportamiento, el noble cogió en sus brazos el cadáver de Guinefort y lo llevó a un bosquecillo anexo al castillo, donde le construyó una tumba de piedra que pronto se convertiría en lugar de peregrinación, pues no tardaron en extenderse las historias de gente que sanaba misteriosamente de diversas dolencias tras visitar la tumba del animal.
San Guinefort fue considerado por el pueblo llano francés como el santo protector de los niños y, pese a que la Iglesia Católica se esforzó por frenar la devoción hacia el perro, el culto a San Guinefort pervivió en el tiempo durante siete siglos, hasta el año 1.930.

Como es evidente, la historia de San Guinefort descansa más sobre las bases legendarias que sobre las reales, pero el eco que tuvo este acontecimiento fue tan grande que algunos inquisidores como Esteban de Borbón en su "De Supersticione" llegaron a condenar el culto a San Guinefort tildándolo, incluso, de herejía.

martes, 3 de abril de 2012

Ned Kelly, una vida de película

Hoy vamos a sumergirnos en la leyenda del bandido más famoso de la historia de Australia. Considerado por sus compatriotas como un símbolo de la lucha contra el imperialismo británico, la vida de Edward "Ned" Kelly fue, cuanto menos, curiosa. Vamos allá.

Ned Kelly
Ned Kelly nació en junio de 1.855 en una granja de Beveridge, al norte de Melbourne. Su padre, John Kelly, había conocido a su madre, Ellen Quinn, en Victoria, a donde había llegado desde Irlanda en busca de fortuna. Pronto, John empezó a trabajar para el padre de Ellen en la granja familiar que los Quinn tenían en Beveridge. 
John había sido encarcelado en 1.842 por el robo de dos cerdos y desde entonces había vagado sin rumbo de un trabajo eventual a otro, pero parecía que el amor había conseguido sembrar en él la semilla de la cordura.
El nacimiento de Ned llenó de alegría la casa familiar. Su padre, merced al trabajo bien hecho, prosperaba en la comunidad local y contruyó una casa para los Kelly cuando Ned contaba con cinco años de edad y el nacimiento de su hermano Dan estaba próximo.
Las cosas siguieron viento en popa durante cuatro años más y, cuando Ned alcanzó la edad de nueve años, John decidió dejar de trabajar para su suegro y mudarse a Avenel, donde trabajaría por cuenta propia en busca de un futuro mejor para su familia... pero las cosas no siempre funcionan como nos gustaría y la aventura se convirtió en un fracaso absoluto.
John Kelly fue arrestado una vez más por robar ganado y pasó un mes en prisión. Pocos meses después de volver a la granja familiar de Avenel, John Kelly moría dejando atrás una viuda destrozada con un niño de diez años, otro de cuatro y una niña de uno a su cargo.

Ellen Quinn se mudó a Greta, dónde sus hermanas trabajaban el campo contratadas en granjas de la zona, en busca de trabajo y de un futuro para sus hijos, pero pronto se dio cuenta de que, si lo quería era alejar a Ned de la vida que había llevado su padre, no había escogido el lugar correcto.
Sus cuñados, los hermanos John y Thomas Lloyd, estaban en prisión mientras que el propio hermano de Ellen arrastraba tras de sí más de diez cargos por robo de ganado. Por si esto no fuera suficiente, el hermano de John hizo una visita a la viuda de su hermano que terminó con el mentado cuñado borracho como una cuba e intentando prenderle fuego a la casa.

Con estos referentes, no es de extrañar que Ned Kelly fuera detenido por primera vez en 1.869, cuando contaba con 14 años de edad, acusado de robar dinero a un inmigrante chino.
Durante esta detención, el joven Ned conocería a Harry Power, un famoso bandido que se había fugado de la prisión de Melbourne y que iniciaría a Kelly en el camino de la delincuencia.

Harry Power
En mayo de 1.870, Ned Kelly fue arrestado una vez más por ayudar a Power en sus incursiones. En su primera detención, Ned se había librado de la cárcel por falta de pruebas concluyente, pero esta vez no tenía defensa posible, así que ingresó en la prisión de Kyneton durante dos meses.
La estancia en Kyneton, lejos de escarmentar a Kelly, le obligó a dejar atrás prematuramente su etapa adolescente y a convertirse en un hombre de la peor calaña, que no dudaba en coger lo que quería fuera suyo o no.
Nada más salir, Ned se unió a su tío Jack Lloyd en una pelea contra un buhonero que habría terminado sin consecuencias de no ser por la particular venganza que ejecutó Kelly: escribió una carta subida de tono a la mujer del buhonero y rellenó el sobre que la contenía con testículos de ternera. Gracias a esta "hazaña", Kelly pasó cinco meses en la penitenciaría de Beechworth acusado de asalto y comportamiento obsceno.
 Tres semanas después de salir de la cárcel, Kelly fue arrestado de nuevo por robar un caballo. La diferencia es que, esta vez, era inocente. Ned estaba llevando a Greta un caballo que le había dado su amigo Isaiah Wright. El problema es que a Wright se le olvidó mencionar que había robado dicho caballo de la oficina de correos de Mansfield y, dado que Kelly no lo sabía, decidió pelear contra el policía que trataba de requisárselo; lo que le valió una nueva estancia en prisión de tres años.

En 1.878, un nuevo alguacil llamado Fitzpatrick fue destinado a la comisaría de Greta. Dado que la familia Kelly era bien conocida por la policía de toda la zona, Fitzpatrick recibió la orden de vigilar su casa en todo momento, pero no entendió las instrucciones y decidió acabar con el problema Kelly de una vez por todas.

Borracho como una cuba, el alguacil Fitzpatrick se presentó en la casa de los Kelly con la intención de detener a Dan, el hermano de Ned, por robo de ganado. Casi no se tenía en pie y no llevaba consigo el documento oficial que acreditaba el arresto, por lo que Dan se negó a acompañarle a comisaría.
Fitzpatrick, en lugar de abandonar la casa para ir a buscar el documento, decidió dedicarse a lanzar insinuaciones sexuales a Kate, la hermana de Ned, que contaba con tan sólo 15 años de edad. Este comportamiento provocó una trifulca que acabó con Ned y Dan echando al alguacil de su casa a patadas... el problema es que Fitzpatrick no podía contarles la verdad a sus superiores, por lo que reportó que Ned le había disparado tres veces (fallando las tres) y que Ellen le había golpeado la cabeza con una sartén.
El informe removió los cimientos de la policía, harta ya de los desmanes de los Kelly. Un grupo comandado por el sargento Steele se presentó en casa de los Kelly y detuvo a todos los que había en su interior.
Ellen Kelly fue condenada a tres años de prisión por el intento de asesinato del alguacil Fitzpatrick. Ned y Dan se libraron porque no estaban en la casa en ese momento pero, aún así, la policía no tardó en poner precio a sus cabezas.

Dan Kelly
Los hermanos Kelly se escondieron en las montañas junto con dos amigos (Joe Byrne y Steve Hart). No tardaron en ser rodeados pero, en octubre de 1.878, descubrieron el campamento base de la policía y entraron en él con las manos en alto diciendo que se entregaban. El comisario McIntyre, a cargo de la operación se adelantó para llevar a cabo el arresto y, en ese momento, los Kelly empezaron a disparar matando a todos los policías excepto al propio McIntyre, que consiguió escapar y llegar hasta Mansfield, donde informó del crímen consiguiendo que los miembros de "la banda de los Kelly" fueran declarados proscritos. Con esta condición, los hermanos Kelly y sus amigos perdían todos sus derechos, de modo que podían ser abatidos a tiros sin previo aviso.

A partir de este momento, la banda se empieza a mover por todo el territorio de Victoria con la policía pisándoles los talones. El día 10 de diciembre, los Kelly llegaron a la granja de Faithful Creek y tomaron 22 rehenes, a los que encerraron en un almacén. Desde esta base de operaciones, los hermanos y Steve Hart partieron hacia la cercana población de Euroa dejando a Joe Byrne a cargo de los cautivos.
Una vez en Euroa, la banda de los Kelly entró en el banco local diciendo que tenían un mensaje para el dueño de parte del granjero de Faithful Creek. Con esta excusa, atracaron el banco y se llevaron al dueño y a todos los empleados, que fueron recluídos con el resto de rehenes en el almacén de la granja.
Pero los Kelly no eran sanguinarios, al menos con aquellos que no les habían dado motivos para serlo, así que antes de marcharse, deleitaron a los rehenes con un recital de trucos y acrobacias a caballo y les ordenaron que no abandonaran la propiedad hasta tres horas después de su partida.
El cerco se iba estrechando cada vez más, pero la banda de los Kelly seguía burlando a la policía hasta el punto de que, el 8 de febrero de 1.879, llegaron a la ciudad de Jerilderie, capturaron la guarnición de policía local, les robaron sus uniformes y se mezclaron con la gente del pueblo esgrimiendo la excusa de que eran refuerzos enviados desde Sidney para capturar a los bandoleros. La burla llegó a tal extremo que Ned incluso herró su caballo pasándole la factura al departamento de policía.
Los Kelly se pasearon por la ciudad durante dos días más hasta que, el día 10, tomaron un grupo de rehenes y los retuvieron en el Hotel Royal Mail, donde Dan Kelly y Steve Hart les invitaron a bebidas mientras Ned Kelly y Joe Byrne atracaban el banco de Jerilderie.

Joe Byrne
Durante el año y medio siguiente, la policía no fue capaz de determinar el paradero de los Kelly, por lo que se dedicó a detener y encarcelar a todo aquel que fuera mínimamente sospechoso de haber colaborado con la banda.
En este tiempo, los Kelly descubrieron que Aaron Sherritt, el mejor amigo de Joe Byrne, era un espía de la policía, así que en la noche del 26 de junio de 1.880 se presentaron en su casa y lo ejecutaron. Sherritt estaba protegido por cuatro policías, pero estos se asustaron tanto al ver entrar en la casa a la banda de los Kelly que se escondieron debajo de la cama.
Ned y lus suyos sabían que un tren lleno de policías llegaría a la zona nada más saber del crimen, así que al día siguiente, la banda llegó a Glenrowan y ordenó al jefe de estación que desviara las agujas para causar la colisión del tren. Inmediatamente después, tomaron a 70 rehenes y se atrincheraron en el Hotel Glenrowan en espera del choque... pero los policías que "protegían" a Sherritt estaban tan intimidados que no reportaron el crímen hasta el día siguiente, por lo que los Kelly tuvieron que retener a los rehenes durante 24 horas más.
En este periodo, la banda organizó un baile, invitó a los rehenes a bebidas e incluso organizó un concurso deportivo. La sintonía era tanta que el maestro de la escuela local, Thomas Curnow, le pidió a Ned que le dejara llevar a su familia a casa... y este se lo concedió.
Nada más abandonar el hotel, Curnow corrió hacia las vías y, con ayuda de una luz, hizo detenerse al tren que estaba a punto de descarrilar.
46 policías rodearon y acribillaron el Hotel Glenrowan descargando munición sobre la estructura durante más de siete horas. Pasado este tiempo y viendo que la banda de los Kelly aún resistía en su interior, decidieron quemar el edificio.

Llegados a este punto y  viéndose acorralados, los Kelly salen del hotel escopeta en mano y empiezan a disparar sobre el cordón policial. Los policías empiezan a descargar a su vez una lluvia de plomo sobre la banda... pero las balas rebotan sin hacerles ningún daño.
Esto es así por dos razones: la primera es que los fusiles que llevaba la policía de la época eran más bien flojetes y la segunda es que los Kelly iban enfundados en armaduras de fabricación casera que pesaban en torno a los 40 kilos cada una.

Armadura de Ned Kelly
La banda de los Kelly al completo sale de la casa disparando a todo lo que se mueve y cargando como una horda de caballeros medievales. La policía asiste atónita al espectáculo hasta que a algún iluminado se le ocurre dar orden de disparar al punto sin protección existente entre la coraza y las botas. Mediante este método, los policías abaten a los Kelly.
Joe Byrne muere desangrado por un disparo en su arteria femoral mientras que Dan Kelly y vuelven al interior del hotel, se quitan la armadura y se suicidan. Ned Kelly, por su parte, lucha hasta el final... pero los policías consiguen atraparle con vida.

El tiroteo de Glenrowan, en el que los agentes no se molestaron en evacuar el edificio antes de empezar a descargar munición, consiguió que la opinión pública ensalzara la figura de Ned Kelly y se echara encima del gobierno, pero los coloniales no estaban dispuestos a dejar escapar aquella oportunidad, así que Kelly fue ahorcado tras un juico sumarísimo en la penitenciaría de Melbourne, la misma en la que aún cumplía condena su madre por el intento de asesinato del alguacil Fitzpatrick.