martes, 31 de enero de 2012

La devotio ibérica

Año 100 a.C. Hace más de un siglo del primer desembarco romano en Ampurias y casi toda la península se encuentra ya bajo el dominio de la república itálica... pero los legionarios y oficiales aún se sorprenden ante la relación de vasallaje existente entre los jefes tribales y sus guerreros más afines: la devotio.

Tanit
La devotio ibérica era un pacto que contemplaba dos vertientes: en primer lugar, el soldado reconocía la autoridad de su caudillo y juraba protegerle en el combate. A cambio, el jefe tribal de turno se comprometía a defender los intereses de sus devoti ayudándoles a medrar en la escala social. 
Por otro lado, la devotio constituía un juramento a Tanit, la diosa reflejo de la Astarté fenicia que habían traído hasta la península las incursiones comerciales de aquel imperio comercial llamado Cartago. Mediante este juramento, el guerrero ofrecía su vida a la diosa a cambio de la salvación de su caudillo.
Este pacto con Tanit convertía al soldado en un devoti de pleno derecho. Su vida ya no le pertenecía, estaba en manos de la diosa y sería ella la que decidiera el momento preciso en el que el guerrero debía encontrar la muerte.

Los juramentos de devotio no constituían una costumbre humillante mediante la que el caudillo sometiera a sus súbditos, sino que se trataba de una relación de beneficio recíproco en la que la tribu quedaba protegida por los devoti del jefe mientras que estos eran mantenidos y colmados de bienes por el depositario de su devotio.
De esta manera, los guerreros íberos de la hispania prerromana vivían "a cuerpo de rey" durante el tiempo que los territorios de su tribu se mantuviesen en paz. Lo malo es que, en aquella época, las falcatas no pasaban nunca demasiado tiempo sin salir de sus vainas.

Guerrero íbero (recreación)
En los tiempos de la invasión romana, las batallas y escaramuzas estaban a la orden del día pero, ¿en que afectaba la devotio a los guerreros íberos? Grosso modo, en que, si era necesario, debían dar la vida por su caudillo.
Si una flecha iba dirigida al corazón del jefe, allí estaba el devoti para interponerse y recibir el arponazo. ¿Un soldado romano intentaba cortar al caudillo? ningún problema, el devoti se ponía en medio y recibía el tajo.
Los devoti eran, por lo tanto, una versión extrema de los guardaespaldas modernos... ¿que por qué digo extrema? Vamos a tratar de explicarlo.

Como hemos dicho antes, el guerrero había dejado de ser dueño de su propia vida en favor de la protección de su caudillo pero, ¿qué pasaba en los casos en los que el caudillo moría sin que los devoti pudieran intervenir?
Dado que el pacto con la diosa incluía una "cláusula" mediante la cual Tanit se reservaba el derecho a tomar la vida de cualquier devoti en lugar de la de su jefe, la muerte del caudillo se consideraba como un fracaso y una humillación. Los guerreros sometidos a la devotio consideraban que su vida no había sido digna de sustituir a la de su benefactor en manos de la diosa y que, por lo tanto, carecía de validez. Por esta razón, si el jefe moría, sus devoti se suicidaban con él y le seguían más allá de la muerte.

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